
HALL OF MIRRORS redefine el arte y la música en una dimensión hipnótica. ¿Cómo la visualización CRT y la improvisación de teclado transforman la experiencia sonora?
HALL OF MIRRORS no es solo un álbum, es una puerta de entrada a una experiencia sensorial que fusiona arte, sonido y tecnología de una manera que pocos se han atrevido a explorar. Imaginen un piano cuyos acordes se transforman en ráfagas de luz, patrones eléctricos que bailan en la pantalla de un televisor CRT antiguo, como si las notas fueran pinceladas sobre un lienzo digital. Lo que Will Clark ha creado aquí no es simplemente música, es una expansión del lenguaje artístico, un diálogo entre la realidad sonora y la abstracción visual.
La magia de convertir sonido en imagen
Desde los primeros experimentos con osciloscopios hasta los sintetizadores modulares que generan formas en movimiento, la relación entre audio y visualización tiene una historia fascinante. Pero Clark lleva esto un paso más allá. Para lograr la conversión del sonido en imágenes dentro de un CRT, se requiere manipular directamente las señales eléctricas del televisor, conectando las ondas sonoras a los sistemas de deflexión del haz de electrones. El resultado es una forma de arte en la que la música literalmente dibuja sobre la pantalla, creando un espectáculo hipnótico de figuras en constante mutación.
«El sonido ya no solo se escucha, se ve, se siente. Es una pintura que respira, que late al ritmo de la música.»
Este enfoque recuerda a las pinturas gestuales de Jackson Pollock, pero en lugar de salpicaduras de óleo, aquí las notas «pintan» en la pantalla con impulsos eléctricos. Por eso, Neil Cowley menciona el término «Jackson Pollock TV», aludiendo a la aleatoriedad controlada, al caos orquestado que convierte cada presentación en una obra única e irrepetible.
¿Cómo la cinematografía y los efectos visuales amplifican la música?
El cine abstracto ha jugado con esta idea desde hace décadas. Películas como A Colour Box de Len Lye o las composiciones visuales de Oskar Fischinger establecieron un lenguaje en el que la imagen se convierte en extensión del sonido. En HALL OF MIRRORS, esta tradición se actualiza con herramientas digitales, pero sin perder la crudeza de lo analógico: el parpadeo del CRT, la interferencia, los artefactos visuales no son errores, sino parte del mensaje.
Clark y su equipo entendieron que la música hipnótica no solo debe ser escuchada, sino sentida en un nivel más profundo. La cinematografía aquí no se limita a capturar, sino que traduce la esencia de cada improvisación de teclado en una vibración tangible. Este es el tipo de experiencia que trasciende géneros y formatos, una obra que podría ser presentada en una galería de arte o en una sala de conciertos con igual impacto.
«Ver la música, escuchar la luz. No es una metáfora, es la nueva forma de experimentar el arte.»
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Laraaji, Sun Piano y la espiritualidad del sonido
En un extremo del espectro de la exploración sonora tenemos a Laraaji, cuyo álbum Sun Piano ofrece una interpretación diametralmente opuesta, pero no menos impactante. Grabado en una iglesia en Brooklyn y producido por Jeff Ziegler, este proyecto captura la esencia de la improvisación como una forma de meditación sonora.
Laraaji no busca la abstracción visual, sino la elevación espiritual a través del sonido puro. Sus composiciones recuerdan a los mantras tibetanos, con notas que parecen vibrar en el aire, resonando como ecos de algo más grande que la propia música. «Temple of New Light» es el ejemplo perfecto de cómo la improvisación pianística puede convertirse en una herramienta de introspección, transportando al oyente a un estado de conciencia alterada.
¿Es la música el futuro del arte interdisciplinario?
Lo que une a proyectos como HALL OF MIRRORS y Sun Piano es su capacidad de expandir nuestra percepción de la música. En una era donde la tecnología y el arte se entrelazan más que nunca, estos trabajos demuestran que el sonido puede ser algo más que un fenómeno auditivo.
La tecnología de visualización CRT puede parecer obsoleta, pero aquí se transforma en una herramienta futurista. La improvisación pianística puede parecer una práctica del pasado, pero Laraaji la convierte en un portal a la trascendencia. Este es el punto donde la tradición y la vanguardia se encuentran.
«La música ya no es solo para los oídos. Es para los ojos, para la piel, para el alma.»
La evolución de la relación entre música y tecnología ha cambiado nuestra forma de experimentar el arte. Desde la llegada de los sintetizadores hasta el auge de los conciertos inmersivos en realidad virtual (VR), el sonido ya no es un fenómeno estático. Hoy, un álbum no es solo un conjunto de canciones, sino una experiencia multisensorial que trasciende los límites convencionales de la percepción.
El arte y la música están en constante transformación. La pregunta no es qué sigue, sino hasta dónde nos atrevemos a llegar.