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Las embestidas de las orcas ‘gladis’ a los barcos remiten un 40% en el Estrecho de Gibraltar

María P. Martínez
15/05/2025 18:09:00

Durante casi cuatro años, las orcas conocidas como 'gladis' sembraron inquietud entre los navegantes del Estrecho de Gibraltar. Embestidas inesperadas, timones destrozados y barcos a la deriva configuraron un fenómeno marino sin precedentes que algunos llamaron “venganza animal” y otros interpretaron como “juego extremo”. Hoy, por primera vez en mucho tiempo, hay una señal de calma: las interacciones agresivas han descendido un 40% respecto al año anterior. Sin embargo, esto no significa necesariamente que el conflicto haya terminado.

Desde 2020, el comportamiento de estas orcas ibéricas desconcertó tanto a biólogos como a marineros. Lo que parecía una excepción —una colisión ocasional entre cetáceo y embarcación— se convirtió en una constante que obligó a replantear rutas, modificar cascos y activar protocolos de emergencia.

En algunos casos, la escena era casi surrealista: animales de hasta seis toneladas embistiendo con precisión el timón, como si supieran exactamente qué parte del barco era vital para dejarlo fuera de combate.

La noticia de que estas interacciones han bajado casi a la mitad en lo que va de año ha sido recibida con alivio, pero también con sospecha. ¿Se están calmando las aguas o es sólo el preludio de una nueva oleada?

¿Una lección aprendida o un cambio de táctica?

La comunidad científica baraja varias hipótesis. Una de ellas es que las orcas, al tratarse de animales extremadamente inteligentes y sociales, podrían haber modificado su conducta tras detectar que sus acciones no producían resultados nuevos. Otra teoría sostiene que el descenso se debe a los cambios humanos: el aumento de las alertas tempranas y la alteración de rutas ha reducido el contacto.

Sin embargo, hay quienes piensan que el fenómeno nunca tuvo que ver con aburrimiento ni con agresividad gratuita. Para muchos biólogos marinos, los ataques eran una respuesta defensiva a años de invasión humana en sus rutas migratorias. "Esto no ha sido un capricho, ha sido una reacción. Llevamos décadas penetrando en su territorio", señala un portavoz de la asociación Conservación Orca Ibérica.

Los testimonios de los navegantes que han vivido estas embestidas reflejan una mezcla de temor y asombro. Algunos relatan cómo el barco se detenía repentinamente tras oír un golpe seco en la popa, seguido de un vaivén inquietante. Otros hablan de la mirada directa de las orcas, como si esas criaturas supieran perfectamente lo que estaban haciendo.

Solo una tregua

El Estrecho de Gibraltar, una de las rutas marítimas más transitadas del mundo, se ha convertido también en un punto caliente para el activismo ambiental. Para algunas organizaciones, el descenso en las embestidas no es motivo de celebración, sino de análisis urgente. ¿Estamos entendiendo realmente lo que ocurre bajo la superficie? ¿O simplemente respiramos aliviados mientras miramos hacia otro lado?

Que las embestidas hayan bajado un 40% no significa que el problema esté resuelto. De hecho, podría significar todo lo contrario: que las orcas han decidido cambiar de estrategia. Tal vez estén observando, evaluando. Tal vez ya han dicho lo que querían decir.

Y si algo ha demostrado esta historia de cetáceos y barcos es que subestimamos la inteligencia animal, una y otra vez. Las orcas ‘gladis’ no actúan por azar. Lo hacen con intención, con memoria y —quizás— con propósito. @mundiario

por KaiK.ai