menu
menu

Exposición de Michal Prazmo: arte ligero e irónico en la Galeria Stalowa

Berenika Sorokowska
16/05/2025 00:01:00

En el corazón del barrio praguense de Varsovia, en el número 26 de la calle Stalowa, se encuentra la Galeria Stalowa, un espacio que combina el arte contemporáneo con la atmósfera de un interior industrial. La ya legendaria galería, situada en un antiguo edificio fabril, atrae a los amantes del arte y la arquitectura, ofreciendo un ambiente único.

"Tenemos compradores de Polonia y del extranjero, así como coleccionistas de países como Suiza, Alemania, Italia y Francia", afirma Krzysztof Fabijański, propietario de la galería. El galerista, que lleva años presentando en Stalowa tanto a artistas jóvenes como consagrados, no oculta su orgullo por esta exposición.

"Presentamos dos series de Michal: la anterior, hiperrealista y dramática, y la última, ligera, llena de color e ironía", afirmó Fabijański. "A la inauguración acudieron afortunados compradores de cuadros de Michal que venían de lejos. Vinieron y estoy muy contento de que estuvieran dispuestos a hacer el esfuerzo y conocer personalmente al artista cuyas obras cuelgan de la pared", añadió el propietario.

La exposición de Michal Prazma, 'Los últimos días de vacaciones', es una serie de cuadros que surgieron de la estancia estival del artista en la región de Mazury, pero también de la necesidad de contrastar con su serie anterior, más oscura, 'Las golosinas de la ruptura'.

"Esta serie fue un respiro para mí", admitió Michal Prazmo, autor de la exposición 'Los últimos días de vacaciones'. "Los cuadros anteriores trataban temas de crisis. Aquí necesitaba luz, distancia, una atmósfera veraniega. Me inspiré mucho en la región de Masuria, donde tengo mi taller", subrayó el artista.

Entre el sol y la angustia

Aquí, aparentemente, las cosas son más ligeras: el sol brilla, el perro se escapa, los recolectores de setas luchan contra el aburrimiento, Lech Walesa pasea por la playa. Sin embargo, algo inquietante flota en el aire: como una tormenta de agosto que aún no ha empezado, pero que ya podemos sentir en el ambiente.

Fue este contraste el que atrajo la atención de Wojciech Zmorzyński, comisario de la exposición. "Por un lado, es una exposición sobre las vacaciones y, por otro, sobre la sensación de que algo está llegando a su fin. Estamos en una especie de víspera. Esto se percibe en estos cuadros, aunque sean ligeros y juguetones. Esta ligereza es evidente", señaló Zmorzyński.

El comisario añade que en estos cuadros existe la calma que precede a la tormenta. Algo está terminando. Algo empieza. El pasado llama de repente a la puerta, tal vez con extraterrestres de Emilcin, un soldado desmovilizado o el grito de una gaviota sobre un muelle vacío.

"No se trata sólo de humor e ironía. Hay una ansiedad oculta en estas imágenes. Es un mundo arcádico, pero incierto. Como en el cuadro 'Agosto inquieto', algo flota en el aire, algo está a punto de suceder. Conocemos este estado por la historia, por la literatura, por la vida", subrayó Zmorzyński.

Con un guiño en el ojo

El narrador de esta historia de agosto es el perro Freddie Kamionka, como un personaje de cuento de hadas o de juego de ordenador, que va pasando por sucesivos niveles del absurdo polaco. Le seguimos por caminos boscosos, entre bloques de pisos, hasta la arena del mar. Siempre hay algo que no cuadra: la perspectiva se tambalea, las proporciones están desajustadas, las personas parecen contrachapados de otro tiempo.

El realismo que ha hecho famoso al artista sigue presente, pero ya no con toda su intensidad. En 'Los últimos días de vacaciones' hay más ligereza, humor e inspiración en la cultura pop. "Me inspiré en los memes, en internet, en la cultura pop. Esta serie es una especie de salida del verano", admitió Prazmo.

Dormir con los ojos abiertos

Las obras rebosan color, humor y nostalgia. Son una invitación a explorar, literal y metafóricamente, ya que la exposición es un poco como un juego de 'encuentra una referencia a la cultura de internet en un cuadro'. Absurdo y melancolía, paisaje y psicodelia, espíritu festivo y ecos de la infancia chocan en un mismo plano.

Técnicamente sigue siendo pintura al óleo, pero, como admite el autor, el enfoque ha cambiado. "Ya no soy tan ortodoxo en mi atención al detalle. Me permito más libertad, más juego", dijo Michal Prazmo.

En lugar de la perfección, lo que importa es la ligereza y el equilibrio. La composición y el color siguen siendo fundamentales, pero no imponen rigor, sino que sugieren una dirección.

Huellas de la infancia sobre hormigón viejo

La historia también hace referencia a la memoria colectiva de las vacaciones "en el campo". Estas vacaciones, como sabemos, están a la vez despreocupadas y revestidas de ansiedad: por el tiempo, por el límite presupuestario, por la realidad que no deja de recordárnosla incluso en el bosque.

"Es como un viaje en el tiempo y en la memoria, un poco como 'Viaje para una sola sonrisa'. Estamos ante una historia sobre Polonia, sobre el pasado y sobre los peligros que acechan bajo la superficie de la vida cotidiana", señala Wojciech Zmorzyński, comisario de la exposición.

Una tarde que no quiere acabar

La exposición también cuenta con un catálogo a modo de periódico local, el 'Holiday Courier', con textos que profundizan en la narración, aunque lo hacen de forma igualmente perversa. No está claro qué es una broma y qué un diagnóstico. Quizá ambas cosas.

A la pregunta de cuál es su imagen favorita, Michal Prazmo responde brevemente: "No tengo una. Tengo fragmentos favoritos. Momentos en los que algo sale accidentalmente. Momentos de verdad". Quizá de eso se trate: de momentos. De esos últimos días de agosto en los que aún estamos riendo, pero ya algo nos aprieta por dentro. Se acerca septiembre.

por Euronews Spain