
OpenAI ha decidido mantener su enfoque original de beneficio para la humanidad al reformular su modelo organizativo. En lugar de convertirse en una empresa puramente con fines de lucro, como se especulaba, la organización pasará a operar mediante una Public Benefit Corporation (PBC), sin perder el control de su brazo sin ánimo de lucro, que seguirá siendo el ente dominante. Esta decisión viene después de diálogos con autoridades legales y una oleada de inquietudes públicas y del sector académico.
¿Qué es una Public Benefit Corporation y por qué importa?
Una Public Benefit Corporation es una figura legal en EE.UU. que permite a las empresas buscar beneficios económicos sin dejar de lado un propósito social o ambiental explícito. A diferencia de las corporaciones tradicionales que están obligadas a maximizar beneficios para los accionistas, una PBC puede priorizar otros valores como la transparencia, la equidad o el impacto social.
Esto significa que, aunque OpenAI pueda atraer inversión y generar ingresos, su misión de asegurar que la inteligencia artificial general (AGI) beneficie a toda la humanidad se convierte en una obligación legal, no solo en una declaración de intenciones.
Un modelo híbrido: control sin fines de lucro, operaciones con fines públicos
El presidente del consejo de OpenAI, Bret Taylor, explicó que la organización sin fines de lucro mantendrá el control mayoritario sobre la nueva estructura. El actual subsidiario con fines limitados (LP) se transformará en una PBC, lo que facilitará una mejor distribución de la propiedad entre empleados, inversores y la entidad sin fines de lucro.
Este paso busca equilibrar tres necesidades: asegurar el control ético del desarrollo de la IA, permitir financiamiento para su crecimiento exponencial y mantener alineados los intereses de todos los involucrados.
Una respuesta a la presión pública y legal
La reestructuración llega en medio de tensiones crecientes. Diversas voces del ámbito científico, legal y tecnológico habían manifestado su preocupación por un posible alejamiento de OpenAI de su propósito original. Incluso se firmó una carta abierta dirigida a los fiscales generales de California y Delaware para impedir una conversión hacia una empresa tradicional con fines de lucro.
Uno de los puntos álgidos fue la demanda de Elon Musk, cofundador de OpenAI, quien alegó que la organización estaba traicionando su compromiso de beneficiar a la humanidad. Aunque Sam Altman, CEO de OpenAI, ha negado que esta decisión tenga relación directa con Musk, el contexto sugiere que la presión externa fue un factor importante.
Una IA con límites por escasez, no por intención
Altman también expuso otro motivo para el cambio: la creciente demanda mundial por servicios de inteligencia artificial. “Actualmente no podemos ofrecer tanta IA como la que el mundo quiere”, escribió en una carta interna. Para evitar sobrecargas y garantizar el acceso, OpenAI se ha visto obligada a poner límites de uso y ralentizar operaciones.
Esto no se debe a falta de voluntad, sino a una realidad económica. Altman señala que para cumplir su misión a escala global se necesitan centenas de miles de millones de dólares, y posiblemente incluso billones en el futuro. Con esta nueva estructura, OpenAI espera poder acceder a los recursos necesarios sin comprometer su visión ética.
Una relación tensa con Microsoft y lo que viene
Microsoft, uno de los mayores socios de OpenAI, había expresado reservas ante una posible transformación total hacia una entidad lucrativa. Según informes recientes, la relación entre Satya Nadella y Sam Altman se ha enfriado, en parte por diferencias sobre el rumbo estratégico.
Con esta nueva fórmula legal, OpenAI busca aliviar esas tensiones, ofreciendo un marco que permite crecimiento económico, participación de inversores y empleados, y preservación de la misión fundacional. Habrá que ver cómo evolucionan las relaciones entre ambas organizaciones y si el modelo PBC se consolida como estándar en el sector de la IA.
¿Qué significa esto para los usuarios y el futuro de la IA?
Para los millones de personas que usan ChatGPT y otras herramientas de OpenAI, este cambio no representa una transformación inmediata en su experiencia. Pero sí es una garantía de que, al menos por ahora, la organización sigue comprometida con desarrollar tecnologías de forma responsable, accesible y equitativa.
La creación de una estructura PBC bajo control sin fines de lucro es como poner un timón ético en un barco que navega en aguas de inversión y expansión tecnológica. A medida que la IA avanza, contar con mecanismos de gobernanza que prioricen el bien común es un paso que otras empresas podrían seguir.